es ZAMORA es ZAMORA, eres TÚ
Estimado Turista,
Te presentamos, por si aún no has tenido la gran suerte de conocerla, un día cualquiera en Zamora. Una ciudad monumental llena de encanto y buena gente, que te sorprenderá, como suele ocurrir a quien aún no ha estado en ella.
La capital del Románico, pero también dentro de la Ruta Europea del Modernismo, una de las mejores (si no la mejor) Semana Santa del mundo, rica en gastronomía, en variedad de paisajes en la provincia, en costumbres, en arte, en cultura.
Quizás haya quien piense que un día de diario a veces hay poca gente por algunas calles, pero precisamente ese también es uno de sus mayores encantos, poder pasear por su casco antiguo sin prisa, con calma, como decía uno de los mayores expertos en Marketing de Turismo de Barcelona, Toni Puig, una experiencia espiritual, cuando paseaba por la calle del Troncoso él solo, recién llegado de las Ramblas.
En cambio, estos días de Semana Santa, a partir del próximo Jueves, es cuando más población tiene la ciudad, con una estimación de multiplicar por cinco el número de personas. Unos 64.000 habitantes durante todo el año, en Semana Santa casi 300.000. No esperemos caminar solos por el casco antiguo, sino acompañados, en este caso con una pasión, vivir esta Semana intensamente.
Nos dejamos muchas cosas que contar en este artículo de introducción, pero eso es lo que pretendemos, sorprender con todo a la vez no es bueno. Cada día es un día distinto, y todos alucinantes.
Bienvenidos a Zamora.
Tengo pendiente ir desde hace tiempo!! Es de las cosas que no pueden quedar por hacer. Gracias por compartir estas fotos tan maravillosas.
Ver esta foto de Zamora sobre el Duero, me traslada a la pintura de Antonio Pedrero y me llena de recuerdos.
Hojeo en mi pequeña biblioteca y de nuevo vuelve a mis manos el catalogo de la exposición “Bar La Golondrina”. 50 años del mural de Antonio Pedrero, editado por Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo.
Contemplar el catálogo me ayuda, casi me empuja a instalarme en mi infancia y me siento cómodo, trasladándome a mi niñez. Se trata de una sensación de agradables recuerdos que no dejo que se esfumen por un buen rato.
Ver las fotos de mi tía Carmen, aquella prima-hermana y mucho mas de mi madre, me trae a la memoria momentos muy gratos. Yo que entonces vivía en el pueblo, ya estaba orgulloso y presumía de ello, de tener casa, tía y primos en Zamora. Además como todos eran mayores que yo me protegían y me sentía seguro en la capital.
Pasaron los años y aunque el tiempo nos ha transformado a todos, sigo manteniendo vivo el recuerdo de aquella casa grande con cocina, restaurante, bar y escaleras de madera para el piso de arriba.
Siempre estaban todos con la tía Carmen: Lili, Ana, Lita y Eduardo, corrían de un lado para otro trabajando, en las horas punta de la comida, casi había que dejarlos. Y Antonio no estaba. . . Él en clase, en el estudio, en Madrid. Seguro que ya estaba diseñando el plan para inmortalizar el espíritu de La Golondrina y exponerlo en lugar público para compartirlo.